EL COLOR DE LA PASCUA ES EL COLOR DE…
Si tuviera que vestir de colores este tiempo de Pascua lo haría de la siguiente manera:
La capilla de los colores de las fiestas,
blanco, rojo, amarillo y verde del que germina la tierra,
el techo de mi habitación de azul celeste donde brillan las estrellas,
la habitación donde trabajo del sol cuando calienta y del agua que refresca,
pintaría también mi silla del mismo color que la mesa.
Sería del color de la madera,
madera como el madero que Jesús en semana Santa lleva
y en ella pondría el Nombre de Quien junto a Él me estrecha
porque con Él comienza la primavera,
comienza la luna llena.
Si tuviera que poner color pondría el de varias mezclas
porque cada uno llevaría una experiencia.
La alegría va unida a la tristeza
porque la tristeza no es siempre mala ya que puede convertirse en buena
y es buena cuando en medio del dolor te acompaña quien tenías siempre cerca,
te acompañan las palabras de quien te quería de veras,
me acompaña la fe de quien siempre me ayuda y me enseña.
Si hoy tuviera que poner color a esta tarde tan bella,
la vestiría de azul, de rosa y violeta,
violeta como las alas de aquella mariposa suelta,
rosa como la rosa que expresa toda su belleza
y azul como los ojos de quien te mima y su amor te rodea.
Si tuviera que poner color seguiría con el amarillo tierra
o como el verde del mar cuando está en calma la marea,
color esmeralda como la misma joya de piedra,
como la amatista cuando el pintor se recrea
y también le pondría el color del carboncillo porque por medio de él mi ser totalmente se expresa
y a su lado le pongo el blanco de la azucena,
el blanco que le da color y el negro que la hace esbelta.
Si hoy tuviese que vestir mi vida le pondría la gama del rojo, naranja y amarillo fuego como el volcán de mi tierra
y la gama de los azules, verdes porque ellos también me refrescan.
Si vistiese hoy mi vida estaría de fiesta
y no sería en futuro sino en presente y continua permanencia.
Si hoy vestimos la vida cristiano de a pie, de oficina o de escuela,
cristiano de acera o cuesta,
cristiano de rampa, de ascensor o de escalera
pongámonos el traje de luces, de corbata o de peineta,
pongámonos el traje de sport para caminar al lado de aquel que andar le cuesta,
pongámonos siempre el traje de las buenas sorpresas,
el que levanta el ánimo aún sin tener su respuesta,
el que levanta la mirada sin humillar su ofrenda,
el que saca una sonrisa aún doliéndole las muelas.
Cristianos de a pie: seas de pluma o de no conocer una letra,
en este tiempo de Pascua siempre vístete de fiesta
y de fiesta que no se acaba cuando vas a cenar o al mediodía con la siesta
porque la luz no se acaba aunque aparezca la niebla
porque la verdad vence aunque el mundo entero mienta,
porque el perdón sana la más grave y cruel ofensa,
porque el amor gana al dolor, a la enfermedad, al sufrimiento y a la muerte venidera.
Cristiano de a pie y a ti también gente buena
no te olvides de vestirte cada segundo de la fe de la certeza,
de la esperanza que cree y que por eso espera,
de la caridad que limpia toda pobreza
y de la Misericordia del Dios que cuida,
ama y protege el cielo, el mar y la tierra.
El Dios que te ama a ti, estés lejos o quizás cerca,
el Dios que me ama a mí y que por ambos a la cruz se entrega,
el Dios que nos ama y con su infinita misericordia nos rodea y nos besa.
Feliz tiempo de Pascua, de Vida, de Luz y de eterna Primavera
porque Jesús Vive y a su lado con Él siempre nos lleva.
Madrid 30 – 03 – 2016
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