LA AMISTAD DEL MAESTRO

LA AMISTAD DEL MAESTRO

Transfigurarse delante de Santiago, Juan y Pedro fue más que un gran privilegio.

Estoy segura que este acontecimiento tuvo que ver con el cariño, la confianza y el aprecio.

También estoy convencida que la amistad tuvo mucho que ver con ello,

pues nadie es capaz de revelar a quiénes son superficiales ninguno de sus secretos.

Podemos también darnos cuenta que Pedro, Santiago y Juan fueron los primeros a quienes llamó el Maestro.

Señor, yo también quiero ser de esos,

de los elegidos para los secretos,

porque en los momentos más duros de mi existencia siempre me has enviado tu aliento.

Porque confío plenamente que Tú eres la Persona que siempre velas mis pasos, mis acciones y mis sueños.

Tú eres la persona que más protege a todos los seres que quiero.

Y sé que conoces cada palmo de mi realidad, que sabes cómo rezo, que eres conocedor de mis errores y fallos,

y también sabes cuánto te quiero.

Ya sé que es un amor muy pequeño,

si lo comparamos con el que de ti siento.

Pero es un amor que está lleno de ilusiones, de esperanzas, de fe y de creatividad para que los demás descubran quién es el inspirados de todos esos generosos gestos.

Transfigura, Señor, mis gestos cuando estoy delante del sufriente, del herido y del indefenso.

Transfigura, mi Dios, mis palabras para que quienes las escuchen encuentren tu consuelo.

Transfigura, Maestro, mi abrazo para que quienes los reciban experimenten tu paz derritiendo su hielo.

Tú, Señor, Amigo, Maestro y Compañero.

Tú, el Dios de lo humilde, de lo pequeño, de lo bello y de lo verdadero.

Tú, el fiel y eterno Hijo, Hermano, Señor, Amigo, Salvador y Maestro.

Sor María Elena Hernández González

(HMMI)

Plasencia 25-2-24