EL PEQUEÑO SERAFÍN SE ESCAPÓ DE LA JAULA Y NUNCA MÁS REGRESÓ

EL PEQUEÑO SERAFÍN SE ESCAPÓ DE LA JAULA Y NUNCA MÁS REGRESÓ.

(Cuento)

Cuentan que en la ciudad de Belén de Judá había un granero con muchos conejos, gallinas, patos, cerdos y vacas,

y que, a excepción de los conejos, todos los demás animales por los campos paseaban.

Así que el conejito Serafín cada día que pasaba le entraban unas ganas enormes de salir de aquella jaula,

ya que veía que sus vecinos muy bien se lo pasaban.

Cuentan que el pequeño conejito, ya casi por las noches no dormía, pues estudiaba la manera de salir de su jaula.

Un día le dijo a Marcelina, su amiga  la gallina, que cogiera de la mesa el libro de la magia.

Y ésta con el pico y a empujones, el libro, a la jaula se lo llevaba.

Cuando el libro pasó por las rejas de la jaula se abrió justo por donde decía Abracadabra.

Serafín repitió esta palabra cientos de veces, pero allí no ocurría  nada.

Así que siguió pasando página tras página.

Hasta que algo le sorprendió y quedó fija su mirada.

 En aquel libro, además, de palabras existían también dibujos que, por su belleza, la magia se escapaba.

Allí frente al pequeño Serafín estaba un niño en una cuna de paja.

Era el niño más bonito que jamás había visto, ni siquiera en sus sueños alguien así se lo imaginaba.

Su nombre era Jesús. Y Serafín empezó a soñar y a soñar y a soñar,

y a desear estar a su lado. Era tanto, tanto, tanto lo que lo deseaba

que, sin darse cuenta y sin saber cómo, la puerta de su jaula abierta estaba.

¡Eso sí que había sido magia!

O yo qué sé, quizás sería un milagro porque el Niño Jesús también con su mirada parecía que así lo deseaba.

Sin pensarlo dos veces el pequeño conejito salió corriendo y subió montañas y más montañas.

Ya cansado y sin saber dónde estaba,

dirigió al cielo su mirada.

Allí estaba aquella bonita estrella que, como nunca, brillaba.

Y le pidió un deseo. Parecía también que los astros con él se asociaban,

incluso aquella resplandeciente estrella le hablaba.

En un pis pas la estrella se posó sobre él y empezó a guiarle hacia una humilde posada.

Estaba tan contento que el pequeño Serafín ya ni parpadeaba, a pesar de tantas noches sin dormir esperando que un día como ese llegara.

Cuando llegó a la posada,

aprovechando el canto de las gallinas y de los patos, el devenir de los perros, y la presencia de los pastores y de las ovejas que balaban,

Serafín se coló y se puso detrás de los zapatos de un pastor sin que nadie lo notara.

Allí, en la cuna de paja, idéntico a aquel libro que él consideraba de magia, se encontraba al lado de Jesús, y como quien no quiere la cosa fue lentamente escondiéndose debajo de sus pajas.

¡Cuánta ilusión desprendía su corazón y su cuerpo! Y de lo contento que estaba casi ni respiraba.

Tanta era su felicidad que sus patitas a Jesús acariciaban.

Y el Niño Dios, con su sonrisa le dijo: Tú de mí ya no te apartas.

Así fue por lo que el conejito Serafín decidió que jamás regresaría a su jaula.

Y colorín colorado también a ti, Jesús, te dice de mi lado ya no te vayas.

Sor María Elena Hernández González (HMMI)

Plasencia 27-11-23

TE BUSCARÉ Y TE RECOGERÉ

TE BUSCARÉ Y TE RECOGERÉ

(Ez 34, 11 – 17)

Esta mañana he escuchado estas consoladoras palabras:

Te buscaré y te recogeré cada noche y empezaré contigo cada jornada,

osea: todos los días ¡Cuánta confianza generan en mí estas palabras!

porque son palabras del amor que nos salva.

Son pues las palabras del mismo Amor, no de esos amores que te cautivan y raptan.

Te buscaré y te recogeré en todos los momentos, aún cuando metas la pata.

¡Qué Providencia amorosa que conforta mi alma!

Y sigo escuchando en mi interior: te saldré a buscar cuando la debilidad te atrapa,

cuando el egoísmo te engaña,

cuando estés en mil cosas enredada.

Y te vendaré y sobre tus heridas colocaré el ungüento que las sana.

Y también saldré a por ti cuando camines desorientada, derrotada y las cosas bien no te salgan,

porque yo soy el Dios que verdaderamente te ama.

Y, cuando estes bien, seguiré a tu lado velando para que no te falte la paz, ni la mirada hacia aquellos que ayuda te demandan,

y juntos seguiremos implicándonos a fin de que a este mundo que sufre no le falte un rayito de fe, de alegría, de humor, de cariño y de esperanza.

Sor María Elena Hernández González (HMMI)

Plasencia 26-11-23

(Festividad de Jesucristo, Rey del Universo)

ESTAR EN TU PRESENCIA

ESTAR EN TU PRESENCIA.

Cuando vengo a la oración, Señor,

siempre encuentro la paz que necesita mi corazón.

Porque aún resuena en mí tu voz,

la voz de la Sabiduría que nos habla de esos amigos de Dios.

Y me siento privilegiada por tan magnífico don.

¡Cuántos regalos recibo cada día, incluido el día de hoy!

Levantarme, tener comida, trabajo, niños a quienes darles una educación,

adolescentes formando su personalidad, sus valores, todo su mundo interior.

¡Qué suerte tengo, mi Dios!

¡Me siento tan afortunada de tener antiguos alumnos que confían en mi oración!,

¡Me siento tan agradecida en saber que hay personas que, aunque no me llaman, siguen confiando y sabiendo que con ellas estoy!

¡Me siento tan agraciada en poder consolar, aliviar y animar desde la distancia a quienes llevo en mi mente y también en mi corazón!

Y verifico con cierta tristeza que los nuevos reencuentros son en el mundo del sufrimiento y del dolor.

Por eso, ¡cuánta paz necesitamos, Señor!

Gracias nuevamente, mi Dios, pues a tu lado y junto al Sagrario vuelvo a recuperar la serenidad, la calma y la ilusión.

Estar en tu presencia es un gran privilegio, mi Dios.

 Sor María Elena Hernández González (HMMI)

Plasencia 18-11-23

 

EL ADVIENTO ES EL TIEMPO DE HACER SILENCIO PARA EL ENCUENTRO

EL ADVIENTO ES EL TIEMPO DE HACER SILENCIO PARA EL ENCUENTRO

Cada día es un don del cielo.

Cada día estamos llamados a vivir el Adviento.

El Adviento, como el tiempo que Dios nos regala para su encuentro.

Es el momento adecuado para hacer silencio, es decir, para hacer un stop y mirarnos hacia dentro.

Gracias, Señor, porque basta un segundo para decirte: Te quiero.

Gracias, porque en ese segundo, renace la esperanza en este pobre corazón que se desinfla con tantos tristes acontecimientos .

Gracias, Señor, por poderte agradecer cada una de tus palabras y también por cada uno de tus gestos.

Gracias por esos hombres y mujeres que nos aseguran que todo lo que nos has dicho es verdadero, es cierto.

Gracias por María, la Madre, tu Madre, la Mujer, la Discípula que siempre te tuvo cerca y te llevó en su mente, en su corazón y también en su seno.

Gracias, porque Ella es nuestro mejor Modelo.

Modelo del Hágase, modelo de oración y modelo del encuentro.

Gracias, porque también María es nuestro referente, ayuda y consuelo en cualquier sufrimiento.

Ella, la Madre de la esperanza, de la alegría, de la oración, del silencio y del encuentro personal, filial y también fraterno.

Gracias, Señor, pues con nuestra Madre teniendo los pies en la tierra, podemos tocar el cielo.

Gracias, María, porque hoy tú nos has preparado este bonito y entrañable encuentro.

 Sor María Elena Hernández González (HMMI)

Santuario Virgen del Puerto Plasencia

 25-11-23

 

 

EL DIOS QUE SALE AL ENCUENTRO ES ASÍ MISMO EL DIOS DE NUESTRA REDENCIÓN

EL DIOS QUE SALE AL ENCUENTRO ES ASÍ MISMO EL DIOS DE NUESTRA REDENCIÓN.

¡Qué alegría es saber que siempre hay Alguien que nos sale al encuentro!

Porque eso quiere decir que se preocupa de nuestras alegrías y también de nuestros sufrimientos.

Salir al encuentro sí, cuando nuestra carga nos deja casi sin aliento,

y cuando nuestros problemas superan cada uno de nuestros razonamientos,

pero en especial, ¡qué bien! que viene hacia nosotros cuando no la atisbamos la solución o cuando la vemos demasiado lejos.

Ante estos acontecimientos, no cabe otra respuesta que llenarse de gozo y de esperanza, ya que la Persona, y me refiero a la Persona con mayúscula nos acompaña de nuevo.

Gracias, Señor, porque, al mirarte a ti, haces que nuestras quejosas historias se las lleve el viento.

 Sánanos, mi Dios, del egoísmo que nos sale de dentro,

de la mirada que se dirige solo hacia el suelo,

de las manos que se cierran sin entregar buenos gestos.

Sánanos, mi Dios, de los pasos en falso que no traen nada bueno,

y de todo aquello que no constituye tu voluntad ni tampoco tu sueño,

pues solo Tú eres el Dios que sale a nuestro encuentro.

El Padre bueno, que siempre, pase lo que pase nos abraza, nos bendice y nos redime por fuera y por dentro.

Gracias, Señor, pues en nuestro mundo también hay padres y madres que siguen tu ejemplo.

Bendíceles siempre con tu amor eterno.

 Sor María Elena Hernández González (HMMI)

Plasencia 18-11-23

MI NIÑA MADRILEÑA. TATUADA EN MI MENTE.

MI NIÑA MADRILEÑA. TATUADA EN MI MENTE.

Ante tantas noticias negativas, mi alma se inquieta y entristece.

Y es porque dentro de mí prevalecen las imágenes de ¡tantos niños y rostros sufrientes!.

Niños con miradas tristes y de sonrisas ausentes.

Niñas que no saben abrazar, ni expresar el poco cariño que les queda o que en estos instantes sienten.

No puedo dejar de pensar en aquella niña de 5 años. Niña que ha quedado tatuada para siempre en mi mente.

¡Cuánto me gustaría estar a su lado para decirle que es muy importante y, sobretodo, que es muy valiente!

Enseñarle que es verdad, que ella seguir adelante sí puede.

Y susurrarle al oído: puedes jugar y mancharte las manos, si lo deseas y quieres.

 Decirle: no te preocupes si te equivocas, pues eso también puedes y debes.

Es necesario que sepas, mi niña madrileña, que no pasa nada, porque expreses con rabia el enfado que tienes.

No pasa nada, cariño, porque sean con los llantos y con los gritos con los que ahora te expreses.

Y es que, mi niña, no puede hablar y me da muchísima tristeza no saber lo que tiene.

Por eso me pregunto: ¿Será que ha sufrido maltrato? ¿Será por falta de amor y que sus padres no la quieren?

¿Será porque se siente culpable de algo que no pudo evitar, pero sí estuvo presente?

O bien ¿por una enfermedad?. El caso es que ella sí que me entiende.

Mi Dios, estoy convencida que todo pasará, y que de momento, con decir sí o no con la cabeza eso es más que suficiente.

Mi pequeña madrileña, choca contra la mía tu mano pequeña,

y recoge con ella el beso volado que de mi corazón te llega.

No tengas miedo y levanta siempre tu frente, tu mirada y tu cabeza.

Pide ayuda, aunque sé que a veces los demás no te entiendan ni tampoco comprendan.

Yo, mi querida niña madrileña, sé que conseguirás ser muy buena estudiante y una persona estupenda.

Sé que nada de lo que te ha hecho sufrir te volverá insignificante, oculta o pequeña.

Porque creo en el Dios que es Providencia.

Tú, mi pequeña niña madrileña, no tienes la culpa de esos días tan malos y que quizás algunos no recuerdas.

Escucha dentro de ti, mi voz que te repite: “Te quiero, sigue siempre adelante”, porque he dejado a tu lado Ángeles Custodios que te defiendan.

Gracias a ti, mi Dios, mi bendita Providencia.

Que María, la Madre de la ternura, la que nunca nos abandona, nos bendiga y con su presencia amorosa nos proteja.

Sor María Elena Hernández González (HMMI)

Plasencia 4-11-23

EL VALOR DE LA VERACIDAD

EL VALOR DE LA VERACIDAD

Hoy, la verdad, es que casi no podía pensar en este día tan especial,

pero me comía por dentro el malestar.

Sí, el malestar provocado por las actuaciones de un presidente en funciones, que todo lo que pronuncia es una falsedad.

Él, para mantenerse en el poder, pacta con los que destruyen la justicia, la vida, la dignidad, la lealtad y la libertad.

Mas no merece la pena dedicarle en esta poesía ni una letra más.

Pues tenemos una historia muy bonita que contar.

Es la historia de cientos, de miles y de millones de personas que son nuestros modelos de Santidad, porque han vivido y viven desde la veracidad.

Hombres y mujeres que, tanto públicamente o en el silencio, han trabajo por el bien y en las adversidades no han dejado de luchar.

Hombres y mujeres que nos han cuidado con tanta dedicación y delicadeza, pero físicamente con nosotros ya no están.

Sin embargo, también tenemos en este día personas que nos quieren y nos cuidan o a quienes nosotros queremos y cuidamos para hacer sus corazones sanar.

Personas llenas de santidad.

Y es que no estamos solos, aunque a veces el mal nos pretenda y, en ocasiones, nos consiga engañar.

Volvemos a echar la vista hacia atrás.

Escuchemos por ello cómo suenan los nombres de esas personas trabajadoras humildes, sencillas, y también a veces ricas en lo material.

Personas inundadas de un gran corazón y de una gran humanidad.

Personas totalmente dedicadas a ayudar a los demás;

por ejemplo, esas que tienen el rostro cansado por haber dormido mal.

Miremos nuevamente al presente y busquemos información sobre nuestros premios noveles, investigadores, reporteros, maestros o a esos dependientes en un local.

Quizás simplemente, algo mucho más fácil, pensemos en nuestros familiares que se encuentran enfermos o cuidando a alguien en un hospital de aquí o de allá.

Hombres y mujeres que luchan por la vida, por un mundo mejor, por el bien, por la bondad, por la justicia, por la integridad y por la libertad.

Gracias, compañeros de camino en nuestra sociedad.

Gracias a esos compañeros de piso, o de trabajo, o de estudio, o de viaje, o de cafés, pero, sobretodo, gracias porque sois compañeros a quienes nos une la entrega a los demás, la empática solidaridad.

Gracias por tus gestos de santidad en un mundo tan pragmático, tan inmediato y material.

 Hoy, día de Todos los Santos, te invito a seguir viviendo desde la gratuidad, desde las Bienaventuranzas, camino que nos lleva a la felicidad.

Gracias, mi Dios, porque sin Ti esto nunca lo podríamos realizar y mucho menos alcanzar.

 Gracias por ser la VERDAD, la única Verdad, la fiel Palabra, el Dios que jamás nos va a engañar.

Gracias porque siempre en Ti, mi Señor, puedo y podemos confiar.

Sor María Elena Hernández González (HMMI)

Plasencia 1 – 11 – 23

(Festividad de Todos los Santos)✍️