ESTAR EN TU PRESENCIA

ESTAR EN TU PRESENCIA.

Cuando vengo a la oración, Señor,

siempre encuentro la paz que necesita mi corazón.

Porque aún resuena en mí tu voz,

la voz de la Sabiduría que nos habla de esos amigos de Dios.

Y me siento privilegiada por tan magnífico don.

¡Cuántos regalos recibo cada día, incluido el día de hoy!

Levantarme, tener comida, trabajo, niños a quienes darles una educación,

adolescentes formando su personalidad, sus valores, todo su mundo interior.

¡Qué suerte tengo, mi Dios!

¡Me siento tan afortunada de tener antiguos alumnos que confían en mi oración!,

¡Me siento tan agradecida en saber que hay personas que, aunque no me llaman, siguen confiando y sabiendo que con ellas estoy!

¡Me siento tan agraciada en poder consolar, aliviar y animar desde la distancia a quienes llevo en mi mente y también en mi corazón!

Y verifico con cierta tristeza que los nuevos reencuentros son en el mundo del sufrimiento y del dolor.

Por eso, ¡cuánta paz necesitamos, Señor!

Gracias nuevamente, mi Dios, pues a tu lado y junto al Sagrario vuelvo a recuperar la serenidad, la calma y la ilusión.

Estar en tu presencia es un gran privilegio, mi Dios.

 Sor María Elena Hernández González (HMMI)

Plasencia 18-11-23

 

EL ADVIENTO ES EL TIEMPO DE HACER SILENCIO PARA EL ENCUENTRO

EL ADVIENTO ES EL TIEMPO DE HACER SILENCIO PARA EL ENCUENTRO

Cada día es un don del cielo.

Cada día estamos llamados a vivir el Adviento.

El Adviento, como el tiempo que Dios nos regala para su encuentro.

Es el momento adecuado para hacer silencio, es decir, para hacer un stop y mirarnos hacia dentro.

Gracias, Señor, porque basta un segundo para decirte: Te quiero.

Gracias, porque en ese segundo, renace la esperanza en este pobre corazón que se desinfla con tantos tristes acontecimientos .

Gracias, Señor, por poderte agradecer cada una de tus palabras y también por cada uno de tus gestos.

Gracias por esos hombres y mujeres que nos aseguran que todo lo que nos has dicho es verdadero, es cierto.

Gracias por María, la Madre, tu Madre, la Mujer, la Discípula que siempre te tuvo cerca y te llevó en su mente, en su corazón y también en su seno.

Gracias, porque Ella es nuestro mejor Modelo.

Modelo del Hágase, modelo de oración y modelo del encuentro.

Gracias, porque también María es nuestro referente, ayuda y consuelo en cualquier sufrimiento.

Ella, la Madre de la esperanza, de la alegría, de la oración, del silencio y del encuentro personal, filial y también fraterno.

Gracias, Señor, pues con nuestra Madre teniendo los pies en la tierra, podemos tocar el cielo.

Gracias, María, porque hoy tú nos has preparado este bonito y entrañable encuentro.

 Sor María Elena Hernández González (HMMI)

Santuario Virgen del Puerto Plasencia

 25-11-23

 

 

EL DIOS QUE SALE AL ENCUENTRO ES ASÍ MISMO EL DIOS DE NUESTRA REDENCIÓN

EL DIOS QUE SALE AL ENCUENTRO ES ASÍ MISMO EL DIOS DE NUESTRA REDENCIÓN.

¡Qué alegría es saber que siempre hay Alguien que nos sale al encuentro!

Porque eso quiere decir que se preocupa de nuestras alegrías y también de nuestros sufrimientos.

Salir al encuentro sí, cuando nuestra carga nos deja casi sin aliento,

y cuando nuestros problemas superan cada uno de nuestros razonamientos,

pero en especial, ¡qué bien! que viene hacia nosotros cuando no la atisbamos la solución o cuando la vemos demasiado lejos.

Ante estos acontecimientos, no cabe otra respuesta que llenarse de gozo y de esperanza, ya que la Persona, y me refiero a la Persona con mayúscula nos acompaña de nuevo.

Gracias, Señor, porque, al mirarte a ti, haces que nuestras quejosas historias se las lleve el viento.

 Sánanos, mi Dios, del egoísmo que nos sale de dentro,

de la mirada que se dirige solo hacia el suelo,

de las manos que se cierran sin entregar buenos gestos.

Sánanos, mi Dios, de los pasos en falso que no traen nada bueno,

y de todo aquello que no constituye tu voluntad ni tampoco tu sueño,

pues solo Tú eres el Dios que sale a nuestro encuentro.

El Padre bueno, que siempre, pase lo que pase nos abraza, nos bendice y nos redime por fuera y por dentro.

Gracias, Señor, pues en nuestro mundo también hay padres y madres que siguen tu ejemplo.

Bendíceles siempre con tu amor eterno.

 Sor María Elena Hernández González (HMMI)

Plasencia 18-11-23