ESTAR EN TU PRESENCIA.
Cuando vengo a la oración, Señor,
siempre encuentro la paz que necesita mi corazón.
Porque aún resuena en mí tu voz,
la voz de la Sabiduría que nos habla de esos amigos de Dios.
Y me siento privilegiada por tan magnífico don.
¡Cuántos regalos recibo cada día, incluido el día de hoy!
Levantarme, tener comida, trabajo, niños a quienes darles una educación,
adolescentes formando su personalidad, sus valores, todo su mundo interior.
¡Qué suerte tengo, mi Dios!
¡Me siento tan afortunada de tener antiguos alumnos que confían en mi oración!,
¡Me siento tan agradecida en saber que hay personas que, aunque no me llaman, siguen confiando y sabiendo que con ellas estoy!
¡Me siento tan agraciada en poder consolar, aliviar y animar desde la distancia a quienes llevo en mi mente y también en mi corazón!
Y verifico con cierta tristeza que los nuevos reencuentros son en el mundo del sufrimiento y del dolor.
Por eso, ¡cuánta paz necesitamos, Señor!
Gracias nuevamente, mi Dios, pues a tu lado y junto al Sagrario vuelvo a recuperar la serenidad, la calma y la ilusión.
Estar en tu presencia es un gran privilegio, mi Dios.
Sor María Elena Hernández González (HMMI)
Plasencia 18-11-23