VISTE EL ALMA DE FIESTA, QUE ÉL ES TU SEÑOR.

VISTE EL ALMA DE FIESTA, QUE ÉL ES TU SEÑOR.

No recuerdo cuándo fue el último año que tuve tanta ilusión por vestirme de fiesta, lo cierto es que estas Navidades estoy llena de ilusión.

Lo cual considero que es un don.

Un don convertido en antídoto hacia la inmensidad de malas noticias que intentan apagar los deseos de nuestro corazón.

Cuán necesario es vestir nuestra alma de fiesta porque ya está cerca nuestro Señor.

¡El alma de fiesta!, sí, vistámosla de fiesta en el desprendimiento, en el sacrificio, en el llanto y también en la contradicción.

Algunos pensarán que eso es imposible en medio de tanto dolor,

otros creerán que lo que propongo es una absurda ilusión,

pero otros, como yo, sabrán que cada día que vivimos es para ello la mejor ocasión.

Vistamos nuestra alma de fiesta porque viene el Niño Dios:

Cierto que viene siendo débil y, sin embargo, Él es nuestro Dios Salvador,

viene en pobreza y en Él solo existe la libertad, el respeto y el amor.

Un Dios hecho Niño que estará entre pañales para conquistar nuestro ser, nuestras preocupaciones y también nuestra mente, voluntad y corazón.

Por esto vistamos nuestra alma de fiesta porque a medida que nos vamos vistiendo se irá encendiendo nuestra cordialidad e ilusión,

así como nuestras miradas se convertirán para los demás en claridad y resplandor.

En esta Navidad del 2020 vistámonos todos de fiesta con los trajes elegantes de la sencillez y el perdón,

con el maquillaje de la humildad y la ilusión,

con los zapatos cubiertos de esperanza que guían hasta el Niño Dios y con la colonia que deja la fragancia de la escucha creyente, de la generosidad, la gratitud y el amor.

Feliz Navidad para todos, vistámonos de fiesta que llega nuestro Niño Dios.

Plasencia 21-12-20

Sor María Elena Hernández González