EL DIOS QUE ESPERÓ

EL DIOS QUE ESPERÓ


¿Te imaginas a Dios que es todopoderoso esperando?
¿Un Dios que, a veces, lo consideramos mágico?.
Nosotros, que lo queremos tener todo al instante y rápido,
al igual que obtener todos los resultados de inmediato.
Pues resulta, que nuestro Padre Dios se queda la resurrección esperando.
¡Qué diferencia entre Dios y el ser humano!
A nosotros, que si por ejemplo nos dan un pisotón no sabemos aguantarnos,
Dios nos enseña que todo maltrato, sí que es inhumano,
pero que quien ha dado su vida, por amor, e incluso lo hayan matado,
ese dolor y ese sufrimiento que ha generado
se nos puede también convertir en redención y así salvarnos.
Dios, que es Padre, ha esperado.
Y ha esperado en un mundo que todo lo queremos de inmediato.
¿Tú qué crees que Dios con esa actuación nos está enseñando?.
¿Crees que nos querrá decir, que la vida también brota en el aparente fracaso,
o que el verdadero amor en la espera confiada es el que está mandando?
También puede ser que en la entrega generosa nadie queda defraudado,
y que, por encima del poder al que aspira el ser humano,
vence siempre al final el amor, la fidelidad y la palabra del Dios resucitado.
El Padre, que por su Hijo ha sufrido y ha llorado, con ese dolor casi incontrolado,
el Dios que es todopoderoso ha decidido libremente su poder no utilizarlo.
Ha decidido pues enseñarnos que: en la espera hay un fruto de vida que jamás se dará si antes del tiempo previsto de la muerte se ha arrancado.
Que el Dios que ha esperado, y a los tres días a su Hijo ha resucitado, nos sostenga siempre en su mano,
bendiciendo nuestra vocación y misión, pero sobre todo nuestro ser, alma y labios.
Porque el Dios que esperó, es el mismo Dios que nos está salvando.


Sor María Elena Hernández González
Plasencia 15-4-23