¿HAY ALGÚN PUEBLO QUE HAYA OÍDO, COMO TÚ HAS OÍDO, LA VOZ DEL DIOS VIVO?

¿HAY ALGÚN PUEBLO QUE HAYA OÍDO, COMO TÚ HAS OÍDO, LA VOZ DEL DIOS VIVO?

Qué privilegio hemos tenido,
el haber podido escuchar la voz del Dios vivo.
Pero no es solo un pasado ni un recuerdo para el olvido.
Esto es el presente, que se da para nosotros hoy mismo.
Dios Trinidad nos vuelve a decir que somos sus hijas e hijos.
Si dirigimos la mirada al comienzo del mundo, podemos observar que todo estaba limpio,
y con limpio me refiero a que todo estaba lleno de belleza, de libertad, de vida, sin que hubiera maldad ni enemigos.
Dios entonces había creado el sitio perfecto para todo lo que es distinto,
para lo singular en medio de la mismas especies, ya que no hay nada ni nadie repetido.
Sin embargo, hoy debemos sacudirnos el polvo del camino,
el polvo de querer ambicionar las cosas de los demás, porque creemos que ese es nuestro mejor destino.
Creo que en verdad no hemos entendido nada del mensaje divino.
Pero, bueno, aquí estamos y contamos para solucionarlo con Jesús, su Hijo,
nuestro hermano mayor, defensor y compañero en el camino,
el que nos levanta cuando estamos hundidos por haber caído,
el que limpia nuestras lágrimas, el que nos consuela y devuelve la Paz que habíamos perdido.
Y, ¿qué decir de la presencia del Santo Espíritu?
Él nos alienta cuando estamos sin sentido,
es Él quien nos endereza cuando vamos por un mal camino,
es el que nos llena de gozo cuando somos dóciles a su designio divino.
Que la Santísima Trinidad, que es Comunidad y Familia, nos siga bendiciendo y concediéndonos la experiencia de sentirnos y ser en verdad sus hijas e hijos,
hermanos en el mismo mundo, caminando hacia Ella como único y verdadero destino,
hacia Ti, nuestro Dios que eres, Padre, Hijo y Espíritu.
Providencia bendita, el Dios contigo y conmigo.

Sor María Elena Hernández González
Plasencia 30-5-21

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