¿POR QUÉ APAGAR O SILENCIAR LA VOZ DE LA VIDA?

¿POR QUÉ APAGAR O SILENCIAR LA VOZ DE LA VIDA?

Hola, mi Dios.

Me gustaría proclamar al mundo mis pensamientos y preocupación,

porque veo que estamos bombardeados de ideologías y conceptos que nublan los verdaderos valores del ser humano, así como su razón.

Ya se puede percibir, en el ambiente, el dolor que están  sufriendo nuestros niños y jóvenes por estar recibiendo una falsa información.

El dolor lo podemos sentir en los suicidios, autolesiones, baja autoestima, acosos, fracasos, tolerancia cero a la frustración, y también en las violaciones que no salen a la luz por vergüenza y por temor.

Por ello quisiera ir desglosando lo que escucho y analizo hoy.

Podemos empezar por el tema de la Educación.

Me pregunto: ¿dónde está la coherencia del sistema educativo si para hacer una carrera te exigen una X puntuación y por qué, sin embargo, en Educación Primaria y en Secundaria en que deben sustentarse las bases del conocimiento se fomenta pasar de curso sin que el alumno/a se haya esforzado y estudiado por su superación?

Otro tema transcendental  es, sobre la identidad de nuestro interior.

En la actualidad algunos de nuestros pequeños y pequeñas de Primaria y de nuestros adolescentes se plantean si son niñas o niños, porque los planteamiento políticos que escuchan es que son otra cosa diferente a su verdadero yo.

Me pregunto: ¿Qué tipo de persona estamos construyendo en esta generación?

No sé si somos conscientes que nuestros chicos y chicas están recibiendo del exterior una errada información, que gota a gota cala creando confusión en su personalidad, si nosotros no les ofrecemos otra información sobre el verdadero valor.

Y claro que nuestro mundo está envejecido y en él se encuentra también nuestra España, pero considero que su causa no es totalmente por la falta de mujeres en gestación,

sino en gran medida por las muertes, es decir, los abortos de esos bebés que no tienen voz.

Hoy las mismas adolescentes que tienen que pedir permiso para ir a una excursión,

son aquellas mismas a las que estas leyes que fomentan el aborto, les otorgan y entregan el peso de la responsabilidad para tomar esta trágica decisión.

Me pregunto: ¿Qué estamos haciendo con nuestros jóvenes cuando lo único con lo que se encuentran es una fácil y tentadora, aparente, solución?

¿Dónde están los valores del esfuerzo, de la constancia, del creer en nosotros, de volver a intentarlo, de que un no conseguido no es un fracaso, sino un reto en nuestro aprendizaje y educación?

A vosotros, políticos, jueces,  personas que tenéis en vuestras manos las leyes y el poder, ¿por qué no ponéis al alcance de estas mujeres, adolescentes, jóvenes y familias las ayudas económicas y recursos materiales que generen la vida y apuesten por este principal e imprescindible don?

Y así, nuestra España recuperaría su juventud, su alegría, su jovialidad, su esperanza y su color.

No podemos cruzarnos de brazos y no ofrecer solución,

no podemos apagar ni silenciar las voces que, aunque en silencio, gritan buscando ayuda, apoyo, identidad y compañía en sus dudas, problemas y en su reflexión.

No podemos dejar que se incendien nuestros bosques por personas cuyo mal radica en su mente y en su corazón;

tampoco podemos dejar que nuestros ganados no tengan pastos y nuestros campos se queden sin agricultor,

ni abandonar a nuestros profesionales de la sanidad, porque muchos ya están quemados de tanto esperar compañeros nuevos para poder turnarse ante tantos enfermos y tanto sufrimiento e inaguantable dolor.

Ayúdame a no dejar apagar ni silenciar la voz de la vida, de la energía, de la esperanza, de la fe, el amor y la pasión.

Ayúdame porque no estamos solos, pues podemos contar siempre con la protección, la fuerza, la ayuda y la inspiración de nuestro Dios.

Ayúdame, por favor.

Sor María Elena Hernández González

Plasencia 21-5-23

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